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Nosotras que vivimos dentro de mi

Ahora sé que hay varias cosas que nos pasan: la nostalgia de ser quienes ya no somos y la culpa, siempre atada, como un alambre en el ombligo. Mantenemos la respiración todas nosotras, para no hacer ruido, no llamar la atención de las demás, desapercibidas y desprovistas. La soledad de la multitud y de la múltiple tarea: amamanta a los hijos, siente y actúa, crea, compón, friega los platos, descansa, haz un collar de helechos por donde trepar e instigar. Pero todo eso en la cabeza porque en realidad solo damos de comer y esperamos, una tras otra, nuestro turno. Mi turno es el turno de mi madre, que nunca se atrevió a hablar y ahora me roba la boca y me amarra como las bridas que tiene en el útero. Bridas al poder. Frenada debajo de una mujer muy grande muy gorda y muy fea que no sabe qué es la felicidad. Ella habla a mi través. Si la dejo me impone penas largas que nunca termino de pagar: el llanto del hijo el llanto del hombre el llanto de todas nosotras que no sabemos por qué estamo

Fuego

Un fuego y dentro el fuego, Bajo la piel paisaje: violenta carne roja que estalla en los alambres de la tierra.                      Observa bien Cómo se asfixia el grito. Lleva el grito burbujas de agua o sangre, y mi monstruosa carne abierta, temblor fugaz. Escucha:                  añicos de luz. El fuego me secó.

Insomne

Es él quien me busca. Para dormir se agota de mí: Líquida Seca. Me está deglutiendo Y ya soy excremento, Costillas Cosidas y agujas como dientes. Duerme de mí.                           Insomne.

Autoimagen

Será que sí que se me echa en la cara me golpea y hago como si no, que nada pasa y sonrío estas sonrisas huecas que parecen cálidas orugas de sonrisas y solo tengo ganas de llorar.

Cáscara

Perdida. Una serpiente en el mar Mudando la piel y la lengua. ¿Dónde está mi paisaje?

Cuerpo y camino

Imagen
Hay múltiples y todos parecen la misma. El mismo. Las mismas. Todo igual. En el desierto sólo hay que mirar hacia arriba y dejarse quemar.

Noche

Escucha, el ruido de la puerta y los zapatos. Muy cerca de mí un ronquido suave y lento. Todo a cámara abierta, oye cómo me habla el estómago. Hoy hay hueco para mucho más.